El contexto económico complejo que vivimos, donde las empresas tienen que esforzarse cada vez más por ser competitivas, ha provocado la búsqueda de nuevos recursos y soluciones más allá de la puerta de su oficina.
El término EBITDA, que en realidad es el beneficio neto de una empresa antes de amortizaciones, depreciación, intereses e impuestos. Es decir, lo que queda después de los costes de las compras y los costes fijos (salariales y estructura), nos conlleva a ser lo más eficientes posible para conseguir que este término sea positivo.
Hay muchas formas de incrementar este beneficio, desde aumentar los ingresos y mantener costes, aumentar los ingresos y reducir costes, mantener ingresos y reducir costes, reducir los ingresos y reducir más los costes (esto es muy difícil), …
Cuando tienes costes muy altos, terminas con un precio que también es alto, que puede ser más alto que el que practica la competencia.
Esto deja a su empresa para atrás en el mercado de la competencia, especialmente en las prestadoras de servicios.
Costes operativos muy altos pueden ser indicativos de problemas internos en la empresa y que muchas veces pasan desapercibidos, como:
Falta de automatización de procesos;
Desperdicio de materiales;
Alto índice de defecto en el proceso productivo;
Falta de compromiso por parte de los colaboradores.
Para reducir y controlar estos costes, una gran parte de empresas recurren al outsourcing.
El término outsourcing se refiere a la subcontratación de la prestación de servicios a una empresa externa. Es decir, se produce cuando una empresa utiliza servicios de terceros para realizar tareas para las que la propia empresa no tiene capacidad.
El punto más positivo del outsourcing es que puede satisfacer las demandas de todo tipo de empresas. Desde una startup que está despegando y cuenta con poco apoyo económico, hasta una empresa consolidada que quiere reducir costes sin perder la calidad de sus servicios.
De esta forma, una empresa de consultoría, como Sandav, prestará servicios informáticos internos a una empresa que no tiene capacidad para realizar determinadas tareas. Aunque el servicio en sí depende de la naturaleza de ambas empresas, diferentes negocios disfrutan de los beneficios que les aporta la subcontratación, tales como:
El outsourcing ofrece la posibilidad de recurrir a una empresa para que se especialice en alguna materia para la que la propia empresa no es competente, ni en medios ni en conocimientos. Por lo tanto, esto representa un ahorro de tiempo y esfuerzo para la empresa al no tener que invertir recursos para realizar tareas que no están dentro de sus competencias.
Los recursos empresariales se dirigirán hacia el trabajo de la empresa. Las tareas que quedan fuera de su ámbito son responsabilidad de una empresa especializada, como la consultoría informática, mientras que la empresa puede centrarse en su propio trabajo.
La subcontratación permite a las empresas obtener profesionales cualificados y experiencia en temas muy específicos. De esta forma, el desarrollo del trabajo se realiza de forma más ágil y precisa, lo que mejora notablemente la competitividad de la empresa.
¿Sabes ya cómo puedes optimizar costes en tu empresa? Cualquier emprendedor o empresario debería plantearse cómo la externalización de servicios ayuda a su negocio.
En Sandav, podemos ayudarte en el proceso, pregúntanos www.sandavteam.com
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